Mamá, me enamoré de un señor del radio…

Alejandra Monroy V.
4 min readNov 2, 2020

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Esto ya me había pasado, de adolescente escuchaba Rock101 y estaba enamorada de Iñaki Manero; claro, Luis Gerardo y Jordi era “mis amigos” pero era Iñaki quien me quitaba el sueño y esto no es una metáfora, literalmente no dormía para escuchar “En los cuernos de la luna”, el programa de media noche donde leía cuentos de terror. Los desvelos voluntarios se convirtieron en obligatorios y esos chicos del radio fueron mi compañía durante días y noches de interminables tareas escolares. Ayudaron a forjar mi gusto musical y sobre todo me enseñaron que era posible disfrutar un trabajo y hacerlo con dedicación y originalidad.

No recuerdo cuando “rompí” con Iñaki ni tengo idea de dónde está ahora; prefiero recordar todo acerca del inicio del amor y poco de su final. ¿Seguirá en el radio, se habrá convertido en un lector de noticias o de frases de autoayuda? No quiero saberlo, me quedaré por siempre con el recuerdo de su voz grave susurrándome al oido: “En la noche a las doce, con la penumbra a cuestas y nada que perder, cuando las buenas costumbres se han ido a la cama, estás a nuestra merced…”

Después de Rock101 continué escuchando el radio, pero nunca volví a conectar igual con los contenidos o conductores, aunque sí con la música; tal vez no lo crean, pero antes había que escuchar el radio para conocer las novedades musicales, sí, como salvajes.

Luego llegó un milagro llamado Internet y el mundo cambió para siempre. De pronto podíamos intercambiar música con gente de todo el mundo, ver películas que jamás pasaron por carteleras o que pasaron mucho antes de que naciéramos, leer todos los libros del mundo, ver todas las fotos. Pero lo realmente maravilloso es que nuestras referencias ya no eran solo esos señores del radio o de la tele, las recomendaciones podían llegar de cualquier lado, millones de personas estaban escribiendo opiniones y reseñas, la publicidad podía decir maravillas u horrores de un producto cultural, pero ya no podían engañarnos.

En medio del caos que significa tener acceso a todo, surgieron los blogs, las redes sociales y los podcast que crearon, sí, otro caos dentro del cual, si ponemos atención, encontramos maravillas.

Así que aquí estoy otra vez, enamorada de un señor del “radio”. La recomendación me llegó por mi amiga Marbe, “me gusta mucho este podcast”, dijo; el nombre me pareció tentador: “Aquí hay dragones”, en tiempos de pandemias modernas un ser mitológico siempre tendrá encanto especial. Necesité tres programas para adecuarme al acento español de los participantes y para aprender a reconocer sus voces y estilos. Cuatro amigos (por lo menos a mí me parece que lo son) un cómico, un escritor, un hombre de radio y un director de cine, se juegan a través de un “piedra, papel o tijera”, el turno para hablar del tema que cada uno lleva preparado. Los otros escuchan, opinan o descaradamente interrumpen, como hacen los amigos; el programa fluye y aunque lo temas no son propiamente de actualidad, siempre queda la sensación de que al escucharlos te divertiste y aprendiste algo nuevo.

Para el cuarto programa ya estaba enganchada, para el sexto totalmente enamorada de Rodrigo Cortés, el director de cine, que participa en este podcast y en otro llamado “Todopoderosos” (qué modestos), con los mismos compañeros donde platican acerca de un solo tema y en el que Rodrigo despliega sus conocimientos de cine con humor y con humildad. No lanza juicios lapidarios, no cae en la salida fácil de denostar o halagar excesivamente el trabajo de otros creadores. Escucha las opiniones de sus compañeros con el respeto justo para, de pronto, soltar un comentario mordaz, un chiste oportuno, un desacuerdo amistoso.

Rodrigo Cortés ha dirigido a De Niro y Uma Thurman, ha ganado premios, toca el piano, escribe para algunos medios españoles y además desde hace años dedica tiempo a grabar programas para hablar de los temas que le gustan, lo hace con profesionalismo y un enorme respeto por sus oyentes. Rodrigo sabe mucho, pero sobre todo, sabe que no lo sabe todo; no es que esa cualidad sea rara de encontrar, lo difícil es hallarla entre personas con un micrófono o cámara enfrente. En ambos podcast él y sus compañeros transmiten una cercanía que hace pensar que algún día puedes ir a tomarte un café con ellos, que son amigos que conoces desde hace mucho y su compañía hace más llevadero este encierro que, en México, lleva ya siete meses.

¿Y a qué viene todo lo anterior? Pues a que ya no soy una adolescente y esta declaración de amor platónico es mi forma de agradecer a todos los que crean contenidos de calidad y los comparten en Internet, los que están usando la red para romper la caja. Los blogueros, los podcasters, dibujantes, fotógrafos, escritores, cómicos, actores, videoastas, divulgadores, investigadores, científicos, los niños que inundan Reddit de memes hilarantes, los tiktokeros, los músicos, los cocineros. A todos ellos agradezco su espíritu creador y el entusiasmo por mostrarlo, sus talentos suelen ser agujas en medio de un pajar inmenso y encontrarlos es un evento formidable.

En estos días de pandemias que nos hacen cerrar puertas podemos abrir ventanas, mirar con asombro el mundo y valorar el trabajo creativo de los otros mientras deseamos que el mundo no se acabe para que ellos sigan existiendo.

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Alejandra Monroy V.
Alejandra Monroy V.

Written by Alejandra Monroy V.

Estudié diseño y me asombran los humanos, la naturaleza y la ciencia.

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