No sé escribir poemas
En las noches del verano
el bosque cobra otra vida,
sin luz llega a magia,
sin ruido surge el encanto.
A través de mi ventana
puedo ver fuegos fatuos.
¿Son verdes o naranjas?
¿Son veloces o levitan?
Constantes como la esperanza,
fugaces como las alegrías,
se sincronizan como el amor
y como el amor se apagan.
Su brillo es interior;
no se lo roban a nadie.
Son luces que buscan,
se unen y perpetúan.
Destellos pacientes
que esperan la lluvia.
En silencio y oscuridad,
crean luz que es vida.
A través de mi ventana
veo pequeñas galaxias;
constelaciones curiosas,
efímeras, impredecibles.
Cada año las espero,
su constancia es aliento
y sus destellos un faro
que indican la orilla del tiempo.