Quiero que tengas lo que yo siempre tuve

Alejandra Monroy V.
3 min readApr 25, 2019

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Muchas veces hemos escuchado a los padres, tíos, familiares o tutores de los niños decir “quiero darles lo que yo nunca tuve”, sin duda es una buena intención que implica amor y preocupación por el futuro.

Sin embargo, nuestra generación y las que nos precedieron provocamos una crisis ambiental tan grave, que ahora el verdadero acto de amor es dejarle a los niños lo que nosotros siempre tuvimos: aire limpio, agua potable y posibilidad de producir alimentos.

Cuando cada mañana abrimos la llave y sale agua, cuando podemos respirar, cuando vemos los mercados rebosantes de alimentos y otros productos de consumo, damos por hecho que las cosas son y serán siempre así, pero estamos equivocados, el cambio climático está provocando una castástrofe ambiental que pone en peligro la supervivencia de todas las especies que habitamos la Tierra y, sobre todo, la de las generaciones futuras.

Según los últimos informes del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) si no reducimos un 45% las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030 el daño será irreversible. Tenemos solo 11 años para evitar que la temperatura global aumente 2º C y ya estamos superando el primer grado de esa cuenta.

¿Qué significa reducir nuestras emisiones? Principalmente, significa reducir nuestro nivel de consumo y hacerlo de forma sustentable e inteligente. Cuando decimos que queremos que a nuestros niños no les falte nada, casi siempre estamos pensando en cosas materiales: el juguete o la ropa de moda, un auto para transportarse, una casa grande, el colegio de prestigio y un refrigerador lleno; además, trabajamos muy duro para conseguirlo. La mala noticia es que esa mentalidad es la que nos ha llevado a esta crisis. Pensemos dos minutos y nos daremos cuenta de que nada de eso importa, que matarnos trabajando para dejarles casas, autos y dinero, no servirá de nada si en 30 años no tendrán aire limpio, agua y alimento. Tal vez hoy cueste trabajo imaginarlo pero esa es la realidad.

¿Por qué parece que estoy exagerando? Principalmente, porque estamos inmersos en un mundo mediático que antepone el mercado al cuidado del medio ambiente; porque nosotros mismos, adultos con formación profesional, aspiramos a tener antes que a ser, porque resulta imposible no desear ese carro, esos tenis, ese maquillaje; porque comprar es una recompensa inmediata en nuestras vidas llenas de estrés, prisa y competencia. Porque viviendo en la ciudad recibimos diariamente millones estímulos diseñados para que en algún momento del día compremos algo, lo necesitemos o no. Porque hay todo un sistema que trabaja para que no podamos detenernos a pensar en el futuro del planeta; porque los dirigentes de ese sistema incluso se atreven a negar la existencia del cambio climático, porque es más fácil creerles a ellos que afrontar la realidad de un futuro de pesadilla.

¿Todavía podemos hacer algo? Esa es la buena noticia, claro que podemos hacer algo, pero tenemos que empezar ya. Hay muchísimas opciones e iniciativas de gente que tiene años trabajando en alternativas sustentables. No se trata de transformar nuestro estilo de vida de un día para otro, cada uno debe encontrar la manera de cambiar hábitos para reducir su impacto ambiental. Hagamos comunidad, aprendamos y enseñemos a compartir, consumamos localmente, cambiemos las cosas por las experiencias.

Empecemos hoy, cada que estemos a punto de comprar algo preguntémonos:¿de verdad lo necesito? ¿es la opción menos contaminante? ¿puedo sustituirlo por una opción más sustentable? ¿si no compro esto puedo ahorrar para pagar el sobreprecio de productos orgánicos que son indispensables?

Si de verdad nos preocupan nuestros niños y jóvenes, empecemos a escucharlos, copiemos los buenos hábitos que ellos tienen, no veamos su desinterés por tener y acumular como algo negativo, no los juzguemos por no aspirar a tener un auto y una casa. Heredémosles una casa donde cabemos todos, la más hermosa, rica y diversa, la casa donde crecimos y en la nunca nos ha faltado nada, heredemos una Tierra sana; lo demás, es lo de menos.

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Alejandra Monroy V.
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Written by Alejandra Monroy V.

Estudié diseño y me asombran los humanos, la naturaleza y la ciencia.

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