Vidrios rotos
La discusión de hoy es acerca de graffitis y vidrios rotos, de buenas y malas formas de protestar. En segundo plano quedan las 10 mujeres que son asesinadas a diario y muy por debajo de ese terrible hecho, los 90 hombres asesinados, sí, también cada día.
Opacada por los gritos de uno y otro lado quedó la exigencia al gobierno de garantizar la seguridad de los ciudadanos. Qué tranquilidad les da vernos peleando unos contra otros mientras ellos pueden seguir, como los gobiernos anteriores, haciendo como que hacen sin hacer nada.
Es como si dijeran "déjalos, que se hagan garras entre ellos", nosotros acá seguimos con lo nuestro, no nos salimos del discurso, negamos las cifras, acusamos de provocadores a los que levantan la voz.
Se las estamos poniendo muy fácil, como lo hicimos con Calderón y Peña. Parecemos imposibilitados para vernos del mismo lado, buscamos a diario términos que nos separen. De un lado los hombres, del otro las mujeres; allá los fifís, acá los chairos; por allá los científicos, muy lejos los deportistas.
Como si no fuéramos todos posibles víctimas preferimos ver al vecino como el malo, como si el crimen organizado y la violencia que provoca no tuviera secuestrado al país, como si la impunidad, la pobreza y la desigualdad no agudizaran todo, como si policía y ejército no estuvieran coludidos con ellos desde hace años.
¿Que tenemos un montón de prejuicios, creencias y actitudes nocivas que provocan injusticias y acrecentan las desigualdades? Sí, tenemos un chingo, pero no podremos avanzar para disminuirlos si no somos capaces de empatizar con quien tiene opiniones distintas a las nuestras y si no podemos entender sus reclamos y preocupaciones.
Por mí, salgamos a quemar todo, rompamos cada vidrio y pintemos cada pared, pero hagámoslo juntos, seamos todos un grito que logre que los asesinos y el poder que los solapa sean, por una vez, los que tiemblen de miedo.